Felipa llegó antes de los terremotos del diecisiete. Llegó a pedirle trabajo a la abuela, y le dijo inmediatamente que sí. A cambio de pagarle le darían un lugar donde vivir y que comer. Ella se encargaría de los quehaceres de la casa.
Felipa hacia los trabajos más duros, y los más raros. Se encargaba de lavar la bacinica, echaba un líquido amarillo en los helechos del patio, también lavaba los paños femeninos de las mujeres de la casa.
"La vida me ha traicionado"
Limpiaba la jaula de los canarios. Ella se encargaba de cuidar a copérnico. El ave que le regalaron a Fernando por curar a una niña en el Hospital general.
Se los llevó todos y me he quedado muy sola, solita"
Muy pocas veces se la miraba sonreír. La abuela una vez contó que ella se había casado. Ella y Antonio se conocieron en mayo, en las fiestas de Santa Cruz. Y la llevaba a pasear en canoa al lago. Dos días después le dijo que si se casaba con él.
Mientras trapeaba el piso ella decía que la vida la traicionó. Y eso era verdad lo que los años le han hecho parece mitad mujer y mitad una especie de caballo por su condición física.
En las noches comía café y no podía faltarle su shca. Y cantaba "La vida me traicionó, me traicionó la vida".