Cuenta la leyenda que una joven y bella Diosa llamada Mayahuel, que vivía encerrada y lejos de los demás dioses debido que su abuela la cuidaba celosamente. Tenía en su poder una planta mágica que daría alegría y otros dones al ser humano.
Los dioses encomendaron a Quetzalcóatl la misión de poseer dicha planta para que se compartiera con los seres humanos. Astuto, este Dios con sus suaves palabras la convenció, sin importar el riesgo de la furia de la abuela.
En la huída, los dioses se enamoraron y decidieron vivir su amor eterno.
Sin embargo los hermanos de Mayahuel los perseguían y para no ser encontrados,Mayahuel decidió que ambos tomaran la forma de su planta mágica.
Sus hermanos solo vieron plantas y piedras, pero identificaron una planta diferente reconociendo a su hermana a la que cruelmente destrozaron.
Quetzalcóatl, que se había salvado, recobró su forma, tomó los restos de su amada y cuidadosamente la sembró, regándola todos los días con su llanto.