Sierva María tomo en cuenta la recomendación del medico pero se fue a donde los criados, allí había vivido desde pequeña ya que su madre, como ya había mencionado, no la quería, siempre la hicieron sentir en familia aunque su tono de piel fuera diferente.
Sierva comenzó con los síntomas del mal de rabia, fiebre y escalofríos, por lo que su padre decidió llevarla a un convento para que allí trataran su mal de la mano de Dios.
Una vez que llego Sierva María al convento de Santa Clara, la encerraron en un cuarto donde se le realizaban exorcismos diarios, todo esto, según, para curarla.
A pesar de toda esta situación, Sierva María se enamoro de su sacerdote a cargo de los exorcismos. La diferencia de edad era demasiado notoria, casi 20 años, algo que alarmaba a los demás párrocos.
Cuando el obispo se entero de esta situación decidió echarlo del convento. Sierva María estaba muy triste, dejo a su amor. Sin embargo, el otro sacerdote se decidió por la vida religiosa y dejo todo atrás.