Érase una vez, una familia que vivía en la ciudad de Tingo María. En ella habitaban cómodamente, los papás trabajaban en el hospital y los 2 hijos acudían diario a la escuela.
Chicos vámonos a la escuela
Apúrate Pedro
Pedro, Carlos, suban al auto de inmediato.
¡Ya bajo!
Todo era felicidad, la familia había vivido ya más de 10 años en estas zonas, se caracterizaban por formar parte de las grandes festividades culturales.
No es mala idea, vámonos.
Vamos, me gusta mucho verlos danzar.
Así podremos pasar momentos en familia.
Vamos a la plaza, están danzando los grupos.
Sí, vamos un rato.
Cierto día, el papá recibió una oferta laboral en la ciudad de Lima por una remuneración y cargo superior a la ;actual. Así que, le comentó a su esposa y tomaron una decisión.
Rosa, me están ofreciendo ser el jefe de cirugía allá en el Hospital Arzobispo Loayza, en Lima.
Que bien Julio. Si es que tienes que irte por allá, tenemos que acompañarte.
Así fue, la familia tuvo que mudarse a la ciudad de Lima, dejando de lado las costumbres y tradiciones de Tingo María.
Pero, ¿por qué?
Estamos confundidos.
No es el momento para explicaciones, ya lo entenderán.
Hijos tendremos que mudarnos a Lima.
Ya establecidos en la capital, todo era diferente, Pedro y Carlos tuvieron que adaptarse a su entorno y saber sobrellevar las situaciones con los comuneros.
Oh no! Tengo pena de no celebrar San Juan.
Vecino buenos días... ¿Sabrá si en Lima se hará algo para San Juan?
Buen día, disculpa, pero en Lima no festejamos San Juan, así que estás en el lugar equivocado.
Al regresar los padres del trabajo, en la casa se pusieron a dialogar sobre lo sucedido a cada uno.
Papá, hace un rato uno de los vecinos nos comentó que aquí no celebran San Juan
También, me dijeron que es difícil encontrar platos típicos de nuestra selva
Es una pena en serio.
Pero, yo quería participar en la fiesta de San Juan y saber que no lo viviré me pone triste.
No se preocupen hijos, ya buscaremos alguna solución.