Luego de ser derrocado por un cuerpo militar en Martinica el presidente viaja a Ginebra para meterse a una operación debido a un problema de salud.
Por favor dame vendiendo mis joyas
El presidente estaba sentado en un banco pensando en la muerte con su bastón entre sus dos manos y después se fue a un restaurante en el que pidió un café como para levantar a un muerto pero sintió que alguien lo miraba.
Estuvo caminando y resulta que la persona que le estaba siguiendo era un viejo amigo suyo llamado Homero el cual lo invito a cenar con su esposa Lazara la cual consideraba que el presidente era un tacaño.
Nos ha dejado una carta
Después de almorzar el presidente le pidió a Homero que le dijera a su esposa que vendiera las joyas de este para poder pagar la operación.
Después de que dieran de alta al presidente Lazara se encarga de cuidar de este hasta que se recupere.
Después de recuperarse el presidente se va a su pais y deja una carta diciendo que va a volver a hacer una revolucion.