Hace muchos años, había un hombre, llamado Dom Quesada o Quixano, que vivía en un pequeño pueblo de La Mancha, España. Era un apasionado de los libros de caballería, de tanto leer y releer estos libros, empezó a imaginarse como un gran caballero andante, y quiso traer de vuelta al mundo las antiguas leyes de la caballería.
Después de varios días armando su armadura que era muy antigua y sus armas, decidió salir al mundo siguiendo las reglas de la caballería, y convertirse en un noble caballero. Después de mucho pensar en un nombre para sí mismo, decidió llamarse Don Quijote, y como la mayoría de los caballeros llevaban el nombre de la ciudad donde vivía, se convirtió en Don Quijote de la Mancha.
Así don Quijote usó por montura un caballo viejo, que vio como un hermoso alazán, y le puso por nombre Rocinante. Pero aun así, no estaba listo para emprender una aventura, necesitaba un escudero.Entonces Don Quijote usó un viejo caballo como montura y lo llamó Rocinante.
Entonces, convenció a su vecino para que fuera su fiel escudero, el vecino se llamaba Sancho Panza, y solo aceptó ir porque don Quijote le prometió que podría llegar a ser gobernador de una isla, o algo así, y así fue como esto ¡Comienza la loca aventura de Don Quijote y Sancho Panza!
¡Mira Sancho!¡Un gigante!
Cada una de las aventuras vividas por ellos eran en realidad cosas en la cabeza de Don Quijote, como los gigantescos molinos de viento, y eso solo él podía verlo.
¡¿Dónde?!¡Solo estoy viendo un molino!
Finalmente, descubre que ya no tiene lugar para caballeros y decide regresar a casa. Sancho, el caballo y hasta los molinos dan gracias a Dios.