Escucharon un fuerte ruido de agua; primero parecía un arroyo cercano; después una cascada, y finalmente era un estruendo como de olas que retumbaban.
¿A cantar?
¿Qué es eso?
Si, ¿qué es?
¿Chalch?
Es Chalch, que le gusta ponerse a cantar.
Si, tiene muy buena voz.
No no, madre nuestra,todo eso se acabó hace mucho tiempo...
Tras discutir por tanto tiempo sobre si serían sacrificados los niños o no, se escuchó una voz y dicha voz era de Tezcatlipoca pero con el detalle de que solo se escuchaba su voz y el no se podía ver.
Todo iba bien hasta que vieron acercarse lo que les pareció la aparición más horripilante del mundo. Era una mujer inmensa, espantosa. Haciendo que Tona de inmediato los escondiera.
Gloriosa señora, gran madre Coatlicue, ¿a dónde vas tan deprisa?
A mí no me engañas, algunos de los de afuera se metieron aquí, dámelos ahora mismo para entretenerme con ellos y después sacrificarlos a mi hijo.
Si.
Pero... ¿usted quién es?
Tras estar corriendo durante mucho tiempo pararon encontrandose con un gran patio de esplendores maravillosos. Los enormes bloques de piedra se hallaban cubiertos por intrincados diseños de serpientes estilizadas; había plantas y flores con colores animados.
Vengan conmigo.
Yo soy Xiutecutli. No tengan miedo. La señora Tonatzin me pidió que los recogiera tan pronto como entraran aquí.
La ruta ha sido abierta y, no solo ellos cualquiera puede seguirla y llegar a nosotros.¿Qué hemos de hacer en este caso? Ese es el motivo de la reunión.
Trataron de escapar pero fue inútil pues Tláloc y Xipe Tótec lograron alcanzarlos haciendo que fueran raptados por ellos llevandolos con Huitzi para ser sacrificados ante él.
Hay que sacrificarlos, eso ni se pregunta.
¿Por qué no? Esa es la tradición.
¡No, no!
Pero ya no lo es.
Escuchen, es fácil saber qué hacer con estos muchachitos. Si son de confiar, los dejamos ir e incluso pueden sernos útiles. Si van a causarnos problemas, nos deshacemos de ellos.
Sondeándolos, por supuesto.
Muy bien señor, pero, ¿cómo sabremos si son de confiar?