No tiene sentido que el padre vaya andando, el mozo tiene más energía.
Entonces el padre le dijo al hijo que se subiera él a la bestia, ya que el hijo pensaba que era lo correcto. igualmente fueron criticados. Daba igual quien fuera montado en la bestia, incluso cuando iban ambos montados les criticaron. Y el hijo iba cambiando de opinión según lo que decía la gente
Debería ir el mozo e la bestia, el padre aguanta más.
Con lo delgada que está la bestia no deberían ir ambos en ella.
El consejo de Patronio le pareció bueno al conde, que obró según él y le fue muy provechoso.
Al final el buen hombre hizo ver al hijo que daba igual como llevaran a la bestia, siempre iban a ser criticados. El hijo aprendió que no tenia que dejar de hacer algo que cree que le beneficia por temor a que dirán.
Y vos, Conde Lucanor os aconsejo que no dejéis de hacer eso que quiere hacer por miedo a las críticas de la gente.
Y, cuando don Juan escuchó esta historia, la mandó poner en este libro e hizo estos versos que dicen así y que encierran toda la moraleja: