En la actualidad existe un amplio desacuerdo sobre como conceptualizar un desorden en los niños, que características evaluar, por quien, en qué situación y como debe interpretarse.
Algunos autores consideran que la evaluación en la infancia es fundamental: estudiar las conductas, escolar y social, y que la información no debe provenir de una sola persona, sino de diferentes fuentes.
PSICOPATOLOGIA DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA - SIGLO XXI
Achenbach y Rescorla (2007) consideran que para evaluar la psicopatología del niño hay que ir de abajo hacia arriba, es decir partir de los problemas que reportan padres y maestros para establecer el diagnostico; primero se tiene un constructo y a partir de ahí se evalúa el problema del niño. Con esta base se crearon diversos cuestionarios para evaluar la psicopatología de niños y adolescentes como ASEBA (Achenbach System ofEmpirically Based Assessment)
La primera versión del cuestionario de estrés en niños, se elaboro en 2004, como resultado de un proyecto de tesis. Por problemas con su entendimiento y su falta de actualización, se elaboró una segunda versión como corrección. A partir de estos resultados se desarrolló la versión final, diseñado para aplicarse a niños entre 8 y 12 años de forma individual o colectiva.
El DSM se instauró originalmente para clasificar los trastornos mentales. En mayo del 2014, la Academia Americana de Psiquiatría ha presentado su última versión, que ha generado una gran polémica. La Asociación Británica de Psicología se ha mostrado contraria a la aplicación de un modelo exclusivamente biomédico para la comprensión de los trastornos mentales, pues estos también incluyen otros factores. Incluso el Instituto Nacional de Salud Mental Americano ha anunciado que dejará de hacer uso del DSM.
Geiger y Crick (2001) ordenaron algunas características presentes en la infancia y la adolescencia que permiten predecir la aparición de trastornos dela personalidad, a partir de un análisis de los 79 síntomas utilizados en el DSM-IV.
Pueden ser ordenados en siete dimensiones, cuyos extremos de exceso serían: Visión hostil y paranoide del mundo. Emociones intensas, inestables e inapropiadas. Impulsividad frente a rigidez. Relaciones interpersonales íntimas, frente a relaciones distantes. Sentido negativo de uno mismo, frente a sentido exagerado de uno mismo. Peculiaridad en los procesos del pensamiento y en la conducta. Despreocupación por las normas sociales y las necesidades de los demás