TODO EL DIA, sentados en el patio en un banco, estaban los cuatro hijos idiotas del matrimonio Mazzini·Ferraz. Esos cuatro idiotas antes habian sido el encanto de sus padres.
A los tres meses de casados, Mazzini y Berta orientaron su estrecho amor de marido y mujer, hacia un porvenir mas vital un hijo.
¿Que tal si tenemos un hijo?
Cuando el hijo llego, creyeron cumolida su felicidad. La criatura crecio, belle y radiante, hasta que tuvo ano y medio, cuando unas convulsiones terribles lo sacudieron.
Después de algunos días los miembros paralizados recobraron el movimiento; pero la inteligencia, el alma, aun el instinto, se habían ido del todo; había quedado profundamente idiota, baboso,
¡Hijo, mi hijo querido!
—A usted se le puede decir; creo que es un caso perdido.Podrá mejorar, educarse en todo lo que le permita su idiotismo, pero no más allá.
En cuanto a la herencia paterna, ya le dije lo que creía cuando vi a su hijo. Respecto a la madre, hay allí un pulmón que no sopla bien. No veo nada más, pero hay un soplo un poco rudo. Hágala examinar bien.
¡Sí...! ¡sí...! Pero dígame; ¿Usted cree que es herencia, que...?