Aquel jueves en la reunión la condesa después de atender a sus invitados me pidió que la acompañara a visitar su colección de cuadros en su galería. Me señaló una pintura en la que podía apreciarse un viejo navío a vela en la que se destacaba su capitán
Podrías explicarme..
Tanto el hombre como el barco son la misma cosa.
Ambos son nombrados del mismo modo: EL HOLANDÉS ERRANTE
El capitán, según quien cuente la historia, tiene nombres diferentes...¿No es una pena que un hombre tan atractivo esté condenado a ser un fantasma?
¿Por qué está condenado el capitán?
A la pintura no le faltaban méritos: el fondo en tonos crepusculares, el barco degradado, el gesto entre fiero y melancólico del capitán le imponían una sugestiva expresividad.
¿Quién hizo el cuadro?
Hizo un trato con el diablo...
¡El cuadro lo pintó el mismísimo Satanás!
La condesa Byron se dispuso a contarme un cuento, algo que jamás nadie había hecho conmigo...
Lo oyeron hablar al compás de una risa demoníaca
Un día quiso cruzar el cabo Buena Esperanza. Como de costumbre había tormenta...
Hace cientos de años, había un capitán holandés feo, pero carismático; fuerte pero malhumorado. Siempre los vientos le eran favorables y sus travesías rápidas...
Cualquiera hubiera fondeado su nave, pero él no.
La condesa continuó contándome. que sus hombres lo habían escuchado discutir con el diablo, negándose a tirar el ancla. Lo atraía aumentar su fama de gran navegante.
El diablo le dijo que su alma no valía tanto para cruzar esos peligros y el holandés, rabioso le exclamó que aunque se opusieran todas las potencias infernales, el lo haría..
No fue una buena idea. El diablo maldijo al capitán ...
Ella me siguió contando que el diablo había prohibido al capitán elegir el rumbo y el acceso al timón, Pero el diablo también le transfirió algunos poderes y también una esperanza...
Si en esa semana consigue el amor de una mujer que le demuestre fidelidad, se liberará de la maldición.
El diablo le dejó una esperanza...Cada cien años puede poner pie en tierra por siete días.
Es por eso que el Holandés merodea desde hace siglos el cabo de Buena Esperanza, sin poder atracar ningún puerto...
Grace miró el cuadro y suspiró..., luego me invitó a la sala y donde me contó también de otras cosas, como el regreso del rey de Inglaterra. Así supe de primera mano una noticia sensacional que me cambió la vida...