Una gigantesca ballena de unos cincuenta metros de largo.
Perdone, capitán, como sabe el golfo de Benagala es buen depósito de arrecifes y escrollos sin identificar todavía. ¿No se tratará de...?
¡Por favor señores! En un principio admití la posibilidad de un islote de los tantos que el Índico no ha traído aún a nuestras cartas.
Cuando me disponía a fijar su posición, dos columnas de agua saltaron de aquella "cosa" envueltas en vapor.
¿Un islote flotante?, ¿un cetáceo desconocido?, ¿acaso Una máquina submarina de grandes proporciones?
Mi condición de autor me obligó a opinar públicamente sobre el acontecimiento, y terminé haciendo 1 artículo, con 4 párrafos.
La fragata Abraham Lincoln fue puesta a manos del comandante Farragut en búsqueda de la temible bestia del océano.
3 horas antes de la partida de la fragata recibí una carta que decía así:
Muy señor mío: Si desea usted agregarse a la expedición de la fragata Abraham Lincoln, el Gobierno norteamericano se verá honrado con su presencia en esta empresa- Cordialmente le saludaJ. B. Honson, Ministro de Marina