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La gata y las siete ratoncitas (parte 7)

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La gata y las siete ratoncitas (parte 7)
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  • ¿¡Qué haces aquí!? ¡Lárgate!
  • Perdón por la mazorca de maíz...
  • ¡Si aún tuviera algo de energía te comería!
  • ¿¡Calmarme?! ¡Mi barriga esta vacía y no he vomitado a ninguna ratona!
  • Te lo puedo explicar pero por favor cálmate
  • ¡Tú las dejaste salir sin mi permiso y encima te hiciste pasar por mi amiga para envenenarme!
  • Soy una gata tonta por intentar ser buena cumpliendo mi promesa y dejándote libre. Eres muy afortunada que te haya capturado yo, cualquier otra te hubiese tragado en el momento que abrieron la puerta
  • Me voy a arrepentir de lo que voy a hacer...
  • Normalmente los depredadores engañan a sus presas para alimentarse, pero esta vez tú me engañaste para hacerme daño
  • La gata siguió llorando durante un par de minutos más hasta que escuchó a la roedora disculparse, entonces, la felina abrió los ojos, rápidamente se secó las lágrimas para que no la viera llorar y su tristeza se convirtió en enojo. No obstante, la gatita estaba abatida por lo que no podía ni siquiera levantarse, así que lo único que pudo hacer fue gritarle que se fuera y amenazarla.
  • ¡Eek!
  • No hables con la boca llena
  • ¿Ko ostós hociondo?
  • La pequeña le dijo a la felina que se calmara para que ella le explicase lo que en realidad pasó; sin embargo, la depredadora estaba furiosa así que le comenzó a gritar que ella había salvado a las ratonas y que la había intentado enfermar haciéndole creer que era su amiga.
  • *gulp
  • Vaya... eres más deliciosa que las otras ratonas
  • ¡Ay no!, si ella entró debe ser porque quiere terminar de intoxicarme
  • Su ira volvió a convertirse en tristeza cuando recordó que su amistad era una mentira y el fuerte dolor en sus tripas, sus ojos se pusieron llorosos y ella comenzó a balbucear que se ella hubiese sido tan mala como las demás gatas no estaría en esa situación. Mientras tanto, a la hámster se le ocurrió de una idea de cómo tranquilizarla.
  • Por favor pequeña, ¿no crees que ya hiciste suficiente? Aún me duele la pancita
  • *pat
  • Debe de estar mintiendo, cuando la encuentre la aplastaré
  • ¿De qué hablas?, yo no te voy a hacer daño
  • *pat
  • De esta manera, la roedora saltó dentro de la boca de la gatita morada, esta se sorprendió y comenzó a preguntarle que hacía, a lo que la pequeña respondió que no diga nada porque se podía ahogar.
  • La gata, involuntariamente, tragó saliva engullendo a la pequeña hámster a lo que comentó lo sabrosa que esta sabía. Sin embargo, la felina se asustó pensando en el grave error que había cometido, pues creyó que la roedora quería causarle más dolor hasta terminar con ella.
  • Con la poca energía que tenía, la depredadora se volteó y comenzó a dar palmaditas en su vientre para así encontrar a la roedora y luego poder estrujarla. A pesar de que esto le dolía, ya que su estómago estaba muy frágil y sensible, pensó que era la única opción que tenía para salvarse. Mientras iba palpando su barriguita le imploró a la pequeña que la dejara en paz, la hámster blanca le respondió que no le haría ningún mal, pero la gata siguió buscando porque ya no le creía.
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