Una supuesta posesión demoníaca y un destino desafortunado
Por favor, salven a mi hija.
Sierva María, nació en una familia adinerada en sus tiempos, sin embargo, la época no era aquella. Lamentablemente, tuvo el infortunio de tener unos padres inapropiados para criar a una niña, y ser finalmente criada por una de las esclavas de su casa.
Soledad en una celda de reprensión
Ella no debería estar en nuestro convento.
Dominga de Adviento, fue la esclava que se encargó de criar a Sierva María. Ella le enseñó su religión yoruba, además que le enseñó lenguas africanas. Sierva María, encontraba un lugar cálido y divertido entre las barracas de los esclavos que eran sus amigos.
Una posible pizca de alegría
Solo no quiero sufrir más.
No te preocupes ahora yo me encargaré de ti
Debido a las preocupaciones sobre el mal de rabia por la mordida del perro, el padre de Sierva María, Ignacio Alfaro de Dueñas, segundo marqués de Casalduero, la llevó a un convento en Santa Clara para obligar a ese tal demonio dentro del cuerpo de su hija ser erradicado.
Dulces noches
La abadesa Josefa Miranda, no la quería en el convento creía que sería la desgracia en carne propia mientras que las demás monjas le tenían miedo por su lado salvaje. A ellas no le importaba si la niña comía o no, tampoco si su celda estaba limpia mientras que ella se mantuviese ahí hasta llevarla a cada exorcismo, donde Sierva María sufría cada vez más.
!Sáquenme de aquí rápido¡
Cada día encarcelada era el mismo infierno, día tras día los exorcismos se volvían peores hasta que Cayetano Alcino del Espíritu Santo Delaura y Escudero, el nuevo encargado de exorcizar a Sierva María llegó. Aunque, él lo veía innecesario porque él no creía que la niña estuviera poseída y quería demostrarlo.
"Cuando me paro a contemplar mi estado y a ver los pasos por donde me has traído"
Cayetano Delaura, se enamoró de Sierva María, y poco a poco ella sintió lo mismo por él. Delaura, iba a escondidas por las noches a la celda de Sierva María; le traía bocadillos, leían poesía de Garcilaso de la Vega juntos y disfrutaban de la eterna compañía del otro. Ahora, la celda se convirtió en su paraíso romántico llena de pasión por cada noche .
"Yo acabaré, que me entregué sin arte a quien sabrá perderme y acabarme"