Un tigre andaba merodeando por la travesía. Facundo escuchó el rugido del tigre y se trepó a un pequeño algarrobo. El tigre lo rastreó hasta allí y comenzó a intentar cazarlo. Se quedó durante 2 horas con la vista fija en su presa, con ojos de sed de sangre. El gaucho lo miraba tambaleándose desde la copa.
Sus amigos, rastreándolo sin esperanzas consiguieron llegar a tiempo y apresaron al tigre, al que luego le dio muerte Facundo. “Entonces supe lo que era tener miedo” decía facundo sobre esta anécdota.
En la pubertad asesina a su primera víctima: Jorge Peña. La primera gota del torrente de sangre que marcó su paso.
Viaja a Buenos Aires y en 1810 se enrola como recluta en las milicias de Ocampo. Luego en el regimiento de granaderos a caballo. Pero él se sentía asociando a la rebeldía, valor y el crimen, el gobierno y la desorganización. Deserta y vuelve a las provincias.
Facundo vuelve a la casa paterna. Como su padre no quiere prestarle dinero, le prende fuego al techo. El padre denuncia este acto y él le da una bofetada
Gobernador de San Luis lo manda a la cárcel. Estaban prisioneros españoles que habían sido derrotados en Chile. Estos se sublevan y abren las puertas a presos para que los ayuden en la fuga. Facundo escapa asesinando a muchos con un macho de grillos. Él dice haber matado a 14 personas.