Todo comenzó cuando el Rey Alfonso VI de Castilla envía a Rodrigo Díaz a cobrar las parias a los reyes moros de Córdoba y Sevilla.
Cid ve a cobrar las parias
¡Si mi señor!
Los buenos oficíos del Cid trajo envidias en la corte y especialmente al Conde García Ordoñez, el cual planeó desprestigiarlo ante el Rey.
Escuche mi Rey...Su vasallo se está robando las parias.
¡Lo deshonraré con el destierro!
Deshonrado y despojado de sus bienes y patria potestad de su familia, aún tiene fieles seguidores que lo acompañarán en su destierro.
Me han despojado de todo, hasta de mi honra.
Tranquilo Cid, nosotros te acompañaremos
El Cid sale de Burgos y acampa en un arenal junto a la villa.
Nadie les quiere dar hospedaje ni alimentos en Burgos, por órdenes del Rey, aunque el pueblo lo admira sólo una niña de 9 años habló con él.
Toc Toc
Hmm, nadie abre la puerta...
Por favor Cid debes alejarte... o perderemos nuestros bienes y ojos
Eres muy valiente niña... tranquila no les buscaré problemas
Martín Antolínez, burgalés vasallo del Cid viene a proveerles de alimentos.
Gulp glup
He venido a traerles algunos víveres
Muchas gracias, nos has salvado
El Cid acude a la astucia de Martín, ya que necesitaban más recursos para el viaje, entonces deciden engañar a los judíos con 2 arcas llenas de arena en vez de oro.
Estas arcas deben guardarlas por un año sin abrirlas