No puedo creerlo, mi gallo va a ganar. Ay, cuanto me recuerda la alegria de Agustín. Mi gallo...
Mi gallo va a perder...
8.
Mierda.
¡¿Y mientras tanto dime que comemos?! ... Dime, ¿Que comemos?
El coronel regresa con su compadre y éste le ofrece cuatrocientos pesos por el gallo y, además, le ofrece un adelanto de sesenta pesos hasta su regreso. El coronel entra a la gallera y, después de recordar que era el día de los entrenamientos, su gallo estaba peleando con otro más flaco y más triste. Todo eso hace que el coronel vuelva a sentir emociones que habia olvidado por completo, y se arrepiente de vender su gallo.
El coronel decide conservar el gallo, su mujer se enoja y empieza a reclamarle todo lo que sucede, dice que es culpa del gallo y venderlo es la mejor decision. Despues de una noche sin mediar palabra, el coronel y su esposa no logran conciliar el sueño en toda la noche, y aunque lo saben no se dicen nada, en la mañana el coronel duerme como no lo habia hecho antes y al despertar su mujer vuelve a reclamarle lo que sucede, el coronel dice que la carta de la pension llegara. Ella desesperada lo agarra del cuello de la camisa y le pregunta "¡¿Y mientras tanto dime que comemos?! ... Dime, ¿Que comemos?" a lo que el coronel muy seguro de sí contestó: "Mierda".
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