Un día, al volver San Francisco del bosque, donde había ido a orar, el hermano Maseo quiso probar hasta dónde llegaba su humildad; le salió al encuentro y le dijo en tono de reproche:
--¿Por qué a ti?¿Por qué a ti? ¿Por qué a ti?
¿Qué quieres decir con eso? -refuto San Francisco.
Me pregunto ¿porqué todo el mundo va detrás de ti y no pareciera sino que todos pelean por verte,oírte y obedecerte? Tú no eres hermoso de cuerpo, no sobresales por la ciencia,no eres noble, y entonces, ¿por qué todo el mundo va detras de ti?
mmmmm....
minutos mas tarde....
Al oír esto, SanFrancisco sintió una grande alegría del espíritu, y estuvo por largo tiempo su rostro al cielo y elevada la mente en Dios; después, con gran fervor de espíritu, se dirigió al hermano Maseo y le dijo:
penso: Que me dira ahora
Te escucho Francisco ....
Escuchame Hermano Maseo
Francisco le dijo de la manera mas tranquila y respetuosa con una sonrisa en el rostro
¿Quieres saber por qué a mí? ¿Quieres saber por qué a mí viene todo el mundo? Esto me viene de los ojos del Dios altísimo, que miran en todas partes a buenos y malos, y esos ojos santísimos no han visto, entre los pecadores, ninguno más vil ni más inútil, ni más grande pecador que yo. Y como no ha hallado sobre la tierra otra criatura más vil para realizar la obra maravillosa que se había propuesto, me ha escogido a mí para confundir la nobleza, la grandeza, y la fortaleza, y la belleza, y la sabiduría del mundo, a fin de que quede patente que de Él, y no de criatura alguna, proviene de toda virtud y todo bien, y nadie puede gloriarse en presencia de Él, sino que quien se gloría, ha de gloriarse en el Señor (1 Cor 27-31), a quien pertenece todo honor y toda gloria por siempre.
Asi es como el Hermano Maseo se da cuenta ante una respuesta tan humilde y dicha con tanto fervor, quedó lleno de asombro y comprobó con certeza que San Francisco estaba bien cimentado en la verdadera humildad.