Unknown Story
Storyboard Text
- Hola amiguito, mira, te traje algo para comer
- Vuelve cuando quieras, siempre te esperaré aquí con algo para comer
- ¿Quieres que seamos amigos? puedes venir cuando quieras, te puedo dar comida y podemos jugar si quieres
- Se acercó nuevamente sin decir una palabra y se quedó mirando el horizonte pero esta vez empezaron a salir lágrimas de sus ojos, lloró de forma silenciosa y durante mucho tiempo, lloró por sus hermanos pues sabía que ellos tampoco eran felices, lloró por sus padres porque sabía que también era duro para ellos, pero en especial lloró por él, porque era injusto y doloroso que lo hicieran llevar una carga que no era suya y que nunca pidió
- Mi nombre es Tomás
- ¿Amigos? ¿Jugar?
- Estando metido en sus pensamientos vio de reojo una pequeña pata de esos animales sin pelo y se puso tenso de inmediato, el miedo lo paralizó como la vez anterior y no sabía qué hacer, quería correr y huir de ese ser que desconocía. El conejo aún con todo el miedo que sintió decidió tomar la zanahoria para llevársela, el niño esperaba que comiera ahí mismo pero no pasó nada, se miraron por un largo rato hasta que supo que quería irse y se alejó de su camino
- Sé que aún me tienes miedo pero quiero que sepas que no te haré nada malo
- aquí podemos ser amigos los 3, tú, yo y Teodora, nuestra vaca
- Los días pasaron y nuevamente el conejo número 1 salió por moras, esta vez pasó despacio y vió a la vaca y a su lado el niño que lo esperaba pacientemente. Se demoró un poco encontrando las moras, más de lo normal y ya se estaba haciendo tarde, cuando se estaba devolviendo vió al niño nuevamente, no se había movido mucho y seguía esperando con una zanahoria en la mano, el conejo estaba realmente sorprendido y vió en la cara del niño una expresión de tristeza
- Ahora que lo pienso no tienes aún un nombre- dijo Tomás- ¿Te gustaría uno?
- Con mucho temor decidió acercarse y con su pequeña nariz le tocó la mano y de inmediato la cara del niño se iluminó, le extendió la comida y él le dió un pequeño mordisco, era la primera vez que lo veía comer y le producía mucha felicidad verlo así.
- No sabía que la vaca tenía un nombre pero le gustaba como se escuchaba. Se dió cuenta que Teodora no tenía ningún miedo a este niño y pensó que quizá sería agradable volver a estar los tres juntos como hoy, el conejo le acercó la cabeza como señal de que aceptaba ser su amigo y que volvería a jugar cuando pudiera, Tomás sonrió y lo acarició delicadamente.
- Los días dentro de su madriguera seguían siendo agotadores y difíciles pero ahora sentía que podía soportarlos mejor, cada que le pedían que saliera por morar ya no pasaba el tiempo solo, ahora tenía amigos con los que corría y jugaba hasta que quedaban cansados y se acostaban al lado de Teodora.
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