Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía solo podía recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.
Todos los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos plantaba su carpa cerca de la aldea y daban a conocer los nuevos inventos.
Para eso no sirve...
Las cosas, tienen vida propia, todo es cuestión de despertarles el ánima.
¡Con eso voy a poder desentrañar el oro de la tierra!
A pesar de que su búsqueda por el oro fracaso, José Arcadio Buendía siguió intentando aprovechar los inventos gitanos.Decidió comprar una lupa con el dinero que había dejado el padre de su esposa Ursula.
Tampoco va a servir para eso...
¡Eso puede ser un arma de guerra!
Con la ayuda de una brújula que le dio Melquiades, Jose ArcadIo Buendia llegó a la conclusión de que la tierra era redonda como una naranja.A pesar de que esa teoría ya estaba confirmada, Melquiades le dio un laboratorio de alquimia como prueba de su admiración.
Muchas gracias por ayudarme con el laboratorio, pero si me permites preguntarte ¿Por qué te ves tan viejo de repente?
La muerte me sigue a todas partes, soy un fugitivo de muchísimas plagas y catástrofes.
Cuando volvieron los gitanos a la aldea había una diferencia... eran gitanos nuevos. Jose Arcadio Buendia buscaba como loco a Melquiades por todas partes, pero le esperaba una desagradable noticia.
Perdón, ¿sabe dónde esta Melquiades?
Melquiades murió. Sucumbió a las fiebres en los médanos de Singapur.
A los niños no les interesó la noticia. Estaban obstinados en que su padre los llevara a conocer la portentosa novedad de los sabios de Memphis.
¡Es el diamante más grande del mundo!
No, es hielo.
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