Luego supe que lo habían matado a machetazos, clavándole una pica de buey en el estómago.Me contaron que duro mas de dos días perdido y estando tirado en un arrollo agonizando pidiendo que le cuidarán a su familia.
Esto parece olvidarse con el tiempo,pero lo que realmente no se olvida es llegar a saber que el que lo hizo aún está vivo alimentando su alma podrida con la ilusión de la vida eterna.No podría perdonar a ése,aunque no lo conozco, No puedo perdonarme que siga viviendo.No debería haber nacido nunca.
¡Llévenselo y amárrenlo un rato para que padezca, y luego fusílenlo!
¡Mírame coronel!Yo no valgo nada. No tardaré en morirme solito, derregando de viejo.
¡Llévenselo!
...Yo he pagado, coronel.He pagado muchas veces.Todo me lo quitaron.Me castigaron de muchos modos ,he pasado 40 años escondido como un apestado, siempre con el pálpito de que en cualquier rato me matarían.No merezco morir así,que el Señor me perdone.¡No me mates! ¡Diles que no me maten!
¡No me mates...!
Amárrenlo y denle algo de beber hasta que se emborraché para que no le duelan los tiros.
Estaba allí, cómo si lo hubieran golpeado.
Ahora, por fin, se había apaciguado.Estaba allí arrinconado al pie del horcón. Había venido su hijo Justino e iba y venía una y otra vez.