Rápidamenteel Gato con Botas, se despidió del Conde para llegar al palacio del mago, entrócon frescura y se presentó ante él. El mago lo miró con desprecio y le preguntóqué quería. El gato hizo una reverencia y dijo:
He oídodecir que puedes transformarte a tu antojo en cualquier animal. Si es en unperro, un zorro o también un lobo, puedo creérmelo, pero en un elefante meparece totalmente imposible, y por eso he venido, para convencerme por mímismo.
El mago dijo orgulloso: Eso para mí es muyfácil… Y en un instante se transformó en un elefante.
El gatocomo era bien astuto, se hizo el sorprendido y exclamó: ¡Es increíble,inaudito! ¡Eso no me lo hubiera imaginado yo ni en sueños! Pero pudierastransformarte también en un animal tan pequeño como un ratón. Seguro que túpuedes hacer más cosas que cualquier otro mago del mundo, pero eso sí que seráimposible para ti.
El mago,al oír aquellas dulces palabras, se puso muy amable y dijo: Oh, sí, queridogatito, eso también puedo hacerlo. Y, dicho y hecho, se puso a dar saltos porla habitación convertido en ratón. El gato nodudó un instante qué hacer, así que lo persiguió, lo atrapó y se lo comió.
El Conde,mientras tanto, seguía paseando con el Rey y la princesa y llegó al gran prado.¿De quién es este heno? -preguntó el Rey.- ¡Delseñor conde! -exclamaron todos. Tal como el gato les había ordenado, antes dellegar al palacio.-Excelente, tienes un buen pedazo de tierra, señor conde -dijo el Rey.Despuésllegaron al gran trigal. -Eh, gente, ¿de quién es este grano?-Del señorconde.- ¡Vaya,señor conde, grandes y bonitas tierras tienes! Dijo el Rey.A continuación,llegaron al bosque. Eh, gente, ¿de quién es este bosque? Nuevamente, preguntóel Rey-Del señorconde.El rey sequedó aún más asombrado y dijo: Tienes que ser un hombre rico, señor conde. Yono creo que tenga un bosque tan magnífico como éste.
Al finllegaron al palacio. El gato estaba arriba, en la escalera, y cuando la carrozase detuvo bajó corriendo de un salto, abrió las puertas y dijo:-Señorrey, ha llegado al palacio de mi señor, el señor conde, a quien este honor lehará feliz para todos los días de su vida.El rey semaravilló del magnífico edificio, que era casi más grande y más hermoso que supropio palacio. El conde,por su parte, condujo a la princesa escaleras arriba hacia el salón, quedeslumbraba por completo de oro y piedras preciosas.Entoncesla princesa le fue prometida en matrimonio al conde, y cuando el rey murió seconvirtió en rey. Y el gato con botas, por su parte, en primer ministro.
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