Poco después, los caballos marchaban dócilmente a pocos pasos delante del hombre, por lo que pudieron llegar juntos a la chacra del dueño del toro, siéndoles dado oír la conversación del irritado chacarero
Sr. He instalado un nuevo alambrado de púas que lastimaría al toro si este se atrevía a pasar. Es una advertencia
Al día siguiente, Barigüí había regresado nuevamente, pero esta vez el hombre salió con el ceño contraído de su rancho y traía un palo en la mano. El toro comenzó a retroceder, mientras arrasaba la avena con sus cabriolas
¡Vete y no vuelvas!
Hasta que, con el impulso de su pesado trote, el enorme toro bajó la cabeza y hundió los cuernos entre los dos hilos del alambrado. El toro había logrado huir del chacarero pero de su lomo y de su vientre, llovían ríos de sangre.
A mediodía el Polaco fué a buscar a su toro, y lloró en falsete ante el chacarero impasible
Gracias por cuidarlo mientras tanto
El animal se había levantado, y podía caminar. Pero su dueño, comprendiendo que le costaría mucho trabajo curarlo lo carneó esa tarde
¡Umm!
Al día siguiente al Malacara le tocó en suerte llevar a su casa, en la maleta, dos kilos de carne del toro muerto.