María, en un descuido del borracho de Carlos, comenzó a empacar todo lo poco que tenían, y ya estaba decidida a irse de Arauca, por 10ma vez en el año. Sólo le importaba estar bien, pensó en el estudio de su hija, pero también pensaba que ya había perdido el año entonces no importaba si se marchaban.
Hija, yo tampoco quiero irme pero, o nos vamos, o su papá un día de estos nos va a matar a las dos, Dios nos libre.
Mamá, no me quiero ir, siempre nos tenemos que ir de todos los pueblos por mi papá, qué pereza.
Carlos despertó de su siesta dándose cuenta que estaba solo. Que su esposa e hija se habían ido. Primero, pensó en buscarla y matarla por haberle hecho esa verguenza, pero poco después, cayó en la cuenta de que su adicción lo estaba llevando por mal camino.
!No puedo creer que me hayan dejado en este pueblucho solo, si yo las amaba¡ Ojalá las encuentre y verán, como que me llamo Carlos Ramírez.
Pasó año y medio desde los acontecimientos. María y Lucía siguieron viviendo en Manizales. María mantiene a su hija vendiendo arepas en el centro de la ciudad, mientras ella va a la escuela. Se enteraron por rumores desde el pueblo que a Carlos lo habían matado en el puente saliendo de Arauca, en una riña de borrachos.Siempre pensó que tomó la mejor opción.