Pero, ¿Dónde está vuestro pequeño compañero, el niño que subí al árbol?
Durante todo el día estuvieron jugando y al atardecer fueron a despedirse del gigante
No sabemos.
Los años transcurrieron y el gigante envejeció mucho y cada vez estaba más débil. Ya no podía tomar parte en los juegos; sentado en un gran sillón veía jugar a los niños y admiraba su jardín.
Tengo muchas flores hermosas, pero los niños son las flores más bellas.
Una mañana invernal miró por la ventana, mientras se estaba vistiendo. En el más alejado rincón del jardín había un árbol completamente cubierto de hermosos capullos blancos,debajo, de pie, estaba el pequeño al que tanto quiso.
El gigante corrió escaleras abajo con gran alegría y salió al jardín. Corrió precipitadamente por el césped y llegó cerca del niño.
¿Quién se ha atrevido a herirte?
Dímelo para que pueda coger mi espada y matarle.
No, pues estas son las heridas del amor
¿Quién eres?
Una vez me dejaste jugar en tu jardín, hoy vendrás conmigo a mi jardín, que es el Paraíso.
Y cuando llegaron los niños aquella tarde, encontraron al gigante tendido, muerto, bajo el árbol, todo cubierto de capullos blancos.