Enriquecidos quedaron todos con el inmenso botín que habían ganado, mientras que el Campeador envió un recado con Minaya hacia Catilla para su querido rey Alfonso (30 caballos). Fue así como sus correrías se extendieron llegando a exigir tributo por cada ciudad donde pasará, Terrer, Calatayud, Daroca, Molina y Terruel. Todo el valle de Martín tributos les pagaba. A su vez seguía en su conquista, tomando tierras como Alcañiz, Monzón y Huesca.
No tardo mucho en esparcirse el rumor en aquellas tierras sobre el Cid hasta llegar a los oídos del Conde de Barcelona. Quien muy fanfarrón, manda todas sus tropas a buscar al campeador, topando con él en el pinar de Tevar, y aunque el Cid no deseaba pelear, de otra no tuvo y dio batalla formal. Una vez ganada la batalla, el Conde es hecho prisionero y el Cid consigue una nueva espada llamada LA COLADA.
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Fue así como en apenas 3 años, el Cid Campeador ya había arrasado con toda Valencia. Cerca al mar, por el oriente Jérica, Onda y Almenara (Tierras de Burriana) y en toda Valencia le tenían un gran terror y respeto al Cid de Vivar, ya por todas partes va sonando la inmensa fama del guerrero.
Escarmentados los de Valencia, pues ya no osan salir ni ir a buscarlo, tras pedir consejo y socorro al Rey de Marruecos, pero este se encontraba en guerra. Mandó a echar pregones por Arragón y Navarra por tierras de Catillas, es por eso que el Cid encaminó a Valencia quedándose 9 meses enteros hasta que llegado decimo Valencia se rindió. No se comparaba la alegría de los lugareños al ver al Cid entrar por la Ciudad, regocijarse el Campeador y todos los suyos cuando en lo más alto del alcázar ven bien plantada su enseña.