Cuando el rey de Qi enfermó y murió, su esposa se volvió temerosa de que algo malo le sucediera a su hijo, el príncipe Baifá.
Cuando tú no puedas mirarlo
Cuando la paloma llegó al palacio, se posó en la ventana de la torre y como la reina esa mañana se había olvidado de encerrar a su gato, éste le arañó un ala y una pata, y arrancarle la cinta blanca. El ave revoloteó hasta el suelo, dónde después la halló la reina. Cuando vio a la paloma ensangrentada y sin cinta, corrió a consultar el espejo, pero no le mostró a su hijo, sino solamente una densa niebla.Entonces la reina pensó que Baifá había muerto y desesperada se arrojó por la ventana de la torre y murió al caer.
La reina fue a consultar a un sabio mago, quien le anunció que su hijo, con toda seguridad, iba a morir.
¿Cuándo morirá mi hijo?
La reina le pidió al mago a que pudiera vigilar a su hijo en todo momento incluso cuando se hallara lejos de su vista.El mago le pidió un tiempo, y cumplido el plazo le presentó un espejo ovalado, más bien pequeño. En su marco tenía tallados un gato y una paloma.
La reina lo probó y vio en la superficie cómo el príncipe recorría los jardines del palacio. Satisfecha, la reina pagó en oro, y el mago quedó satisfecho también.
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¿Cómo me ayudará este espejo?
Cuando le pidas que te muestre a tu hijo, el espejo te lo mostrará.
A la reina no le agradaban los animales, pero compró un gato y le regaló a su hijo una paloma
Baifá regresó y recibió la noticia de la muerte de su madre con honda tristeza, y vendió el espejo a unos mercaderes, pues lo consideraba en parte culpable de lo sucedido.Baifá se casó con una princesa de Xilín, tuvo muchos hijos, vivió una vida feliz hasta los noventa y nueve años y murió tranquilamente en su cama
Todo iba de maravillas para la reina hasta que unos nobles de Wuhan cruzaron las fronteras y robaron las ovejas de unos campesinos de Qi. Baif[a, como rey de Qi, partió a la cabeza de un gran ejército dispuesto a la lucha.Lo único que consiguió la reina fue la promesa de que cada día su hijo le enviaría a su paloma con una cinta blanca en la pata y sería la señal de que él estaba bien, pero también consultaba el espejo cinco veces cada mañana y siete veces cada tarde.Durante la guerra , cada amanecer Baifá envió a su paloma al palacio con una cinta blanca atada a la pata. Una vez ganada la guerra, Baifá y sus tropas emprendieron el regreso. Poco después de que Baifá enviara sa su paloma, un denso blanco de niebla los rodeó.