Ulises y sus hombres siguen su camino llegando así hasta Eolia, la isla flotante de Eolo, el señor de los vientos.
Muchas gracias, me será de mucha ayuda.
Por nada del mundo habrás este odre, en él se hallan todos los vientos del mundo.
Arribaron en la isla Eolia donde moraba Eolio y un irrompible muro de acero que rodeaba toda la isla y una roca escarpada la bordeaba por doquier.
Ulises: ¡Mi añorada tierra, Ítaca!
Ulises: Nosotros entramos en la ciudad y en sus hermosas moradas, y por un mes me hospedó Eolo, cuando le pedí que me concediera partir, no se rehusó y me preparó el retorno.
Ulises: Me regaló un odre hecho con la piel de un buey de 9 años en el cual encerró el soplo de los vientos tempestuosos, poderosos vientos del oeste capaces de conducirnos a cualquier destino, y con una espléndida ligadura de plata ató el obre en la abierta nave para que no se escapara ningún soplo.
Navegaron durante nueve días y nueve noches, y al décimo día alcanzaron a divisar a su tierra amada pudiendo ver desde la distancia las hogueras encendidas por sus habitantes.
Ulises estaba tan cansado que, el sueño se apodera de él.A sus compañeros les ganó la curiosidad y empezaron a hablar entre ellos.
¡Oh Dioses! en verdad que Ulises es apreciado por todos los hombres y festejado por los habitantes de las ciudades por donde pasa, ha logrado sacar de Troya en razón de botín multitud de cosas hermosas y de valor.
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