Una noche en que no teníamos sueño, salimos afuera y nos sentamos. De pronto Elisa volvió la cabeza.
-¿Tienes miedo?
-¡Miedo! ¿De qué?
Esta vez todos sentimos ruido, Dingo, uno de los perros que dormían, se había levantado sobre las patas delanteras. Miraba inmóvil, las orejas paradas.
-Estos animales son locos, tienen particular odio a las sombras...
-Es en el ombú.
-Es un chancho de casa jajaja.
Por segunda vez el gruñido sonó, pero entonces fue doble. Los perros se levantaron de un salto, y se lanzaron hacia el ombú.
-Debe ser un zorro: ¡Por favor, no es nada!#160;
Inesperadamente, Vivas sacó un revólver, y cuando el animal pasó delante de él, lo mató de un tiro.
-Aaaaaaaaa
Con razón esta vez, los gritos femeninos fueron tales, que tuvimos necesidad de gritar a nuestro turno explicándoles lo que había pasado.#160;
En en el primer momento Vivas se disculpó con Casacuberta por no haberse podido dominar. -Ante todo-comenzó- confieso que desde el primer gruñido de Dingo preví lo que iba a pasar. No dije nada, porque era una idea estúpida. Por eso cuando lo vi salir corriendo, una coincidencia terrible me tentó y no fui dueño de mí. He aquí el motivo.
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