Marta, tenemos que hablar de los deberes de la casa. Aquí tengo una lista de tareas y necesitamos dividirlas.
(Suspira) ¿Ahora, papá? Estoy viendo mi programa favorito.
Sí, ahora. Es importante que compartamos las responsabilidades. Aquí está la lista. Tenemos que limpiar la casa, lavar los platos, sacar la basura, y pasear al perro. ¿Qué te gustaría hacer?
(Pensando) No me gusta lavar los platos. ¿Puedo sacar la basura y pasear al perro?
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De acuerdo, pero tienes que pasear al perro todos los días y sacar la basura tres veces a la semana.
Trato hecho. Pero, ¿qué pasa si tengo mucho que estudiar? No quiero que mis calificaciones bajen.
Entiendo. Podemos ser flexibles. Si tienes un examen importante, puedo ayudarte con tus tareas esa semana. Pero, a cambio, me ayudarás con más tareas el fin de semana.
(Sonriendo) Eso suena justo.
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(Pensando) Al final, no fue tan malo negociar los deberes. Y tengo más tiempo para mis cosas.
Estoy orgulloso de cómo manejamos esto. Trabajar juntos realmente hace las cosas más fáciles.
Este caso presenta una negociación amistosa y justa, mostrando cómo la comunicación y el compromiso pueden resolver conflictos familiares sobre los deberes en casa.