Aquel solitario mudo cataba con placer toda clase de lágrimas. En una copa deplata, las paladeaba casi con sensualidad y distinguía toda especie de llantos conla habilidad de un buen conocedor de vinos.
SE COMPRAN LÁGRIMAS
Iré a comprar las lágrimas para traérselas mi señor
Este hombre sabía cuáles lágrimas venían de ojos de mujer, por lo insípidas y múltiples; distinguíafácilmente las lágrimas del niño, por lo castas y suaves. Pero las que másapreciaba no eran las lágrimas de mujer ni las lágrimas de niño ni las lágrimas deviejo, sino las lágrimas amarguísimas y benéficas de madre.
Cuando al mucho rato el sacerdote se retiró, los dos mocetes cayeron, ávidos,sobre la almohada húmeda y corrieron donde el negociante de lágrimas.
¡Albricias, chico, lágrimas tenemos! Las del señor cura, que se estánmiserablemente perdiendo.
Aquellas lágrimas que bebía eran las mejores para sus labios y para su almaegoísta. Aquel hombre, cruel y malo, tenía un nombre misterioso y lleno dealusiones, llamábase el señor Mundo.
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