Dubno era famoso por sus parábolas y cuando alguien le preguntaba contestaba con una historia.
Oye ¿me compro un trozo pan?
Pues mira una vez.....
Un día un estudiante que paseaba por allí le confesó que tenía una forma de ser maguid.
Te contare una parábola.
Tengo una forma de ser, maguid, que no me gusta nada, pues me encuentro decenas de defectos.
Erase una vez un rey que poseía uno de los diamantes más bellos del mundo....
Que hermoso es mi diamante.
Un día el rey noto que en el interior del diamante había aparecido una grieta era muy fina.
¡Qué desastre! ¡Ojala haya algún modo de reparar el defecto!
El rey llamó a los mejores talladores de su reino y les pregunto.
¿ Qué podéis hacer para que el brillante recupere su estado original?
Los talladores permanecieron muy serios durante un buen rato pero a ninguno se le ocurrió nada, parecía imposible hasta que un joven alzó la voz. Se llamaba Elías y acababa de terminar su aprendizaje. Haga clic para editar
Majestad, ya que no es posible restaurar el diamante yo podría crear una joya nueva.
Aquí tiene su diamante señor
Gracias por remodelarlo
Acabada la historia, el maguid de Dubno se volvió hacia el estudiante y dijo..
Igual que ese brillante, todos tenemos faltas pero depende de nosotros mismos convertirlas en algo atractivo, útil y valioso.