Unknown Story
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- JA, JA, JA ¡Un hombre muerto a puntapiés!
- Ni una línea sobre aquel hombre.
- ERA VICIOSO
- No sé en qué estado de ánimo me encontraba. Lo cierto es que reí a satisfacción. ¡Un hombre muerto a puntapiés! Era lo más gracioso de cuanto para mí podía suceder.
- Se lo agradezco mucho
- Policía
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- Usted se interesa por el asunto. Llévelas nomás caballero... Eso sí, con cargo de devolución.
- Esperé hasta el otro día en el que anhelosamente hojeé el Diario, pero acerca de mi hombre no había nada. Al siguiente tampoco. Después de diez días nadie se acordaba de lo ocurrido entre Escobedo y García. Pero a mí llegó a obsesionarme.
- Falta algo… ¡Ya!
- Así que decidí adentrarme en el misterio de por qué se mataba a alguien de manera tan ridícula. Determinado a usar el método de la inducción, tomé el Diario de la Tarde y lo volvía leer, hasta que en un momento quedé deslumbrado. “El difunto era vicioso” decía el Diario. Solo quedaba comprobar qué clase de vicio tenía.
- Escobedo
- García
- JA, JA
- Me dirigí donde el señor Comisario de la 6ª, quien me dijo que se le hizo tomar dos fotografías al señor Ramírez. El funcionario tiró de un cajón y revolvió algunos papeles hasta encontrar las fotografías. Me las dio y sin poder obtener más información, salí, agradeciéndole.
- Me dirigí presuroso a mi casa, saqué las fotografías e hice de ellas un estudio completo. Cogí un papel y tracé el rostro del difunto. Cuando el dibujo estuvo concluido, noté que faltaba algo. Tomé la pluma y completé el busto, busto cuyo pecho tenía algo de mujer.
- En fin, reuní las conclusiones y reconstruí lo ocurrido: Ramírez tenía una desviación de sus instintos. Aquella noche le agitaban los tormentos del deseo y anduvo fijando sus ojos en los hombres. Al llegar a Escobedo, un obrero apareció. Ramírez tocó su codo e intentó una sonrisa melosa, el obrero lo miró y soltó una carcajada; después siguió caminando.
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