Tras la victoria, Stella regresó a su aldea como una heroína. Aunque había enfrentado grandes desafíos y perdido a su enemigo, entendió que la paz no era permanente y que debía estar preparada para futuros desafíos. Compartió sus experiencias con su pueblo y los inspiró a unirse en la defensa de la luz y la justicia.
Con determinación y valentía, Stella canalizó todo su poder y logró contrarrestar las sombras de Nocturnus. Con un último esfuerzo, logró despojarlo de su fuente de oscuridad y sellarlo en un lugar lejano, asegurando que no pudiera causar más daño.
Llegando al lugar del impacto, Stella sintió una extraña conexión con la piedra del cometa. A pesar de las advertencias de su intuición, tocó la misteriosa piedra y cayó en un profundo sueño.
Durante su sueño, Stella tuvo una visión de su madre que le reveló la verdad sobre el cometa: era una estrella en su forma física que había sacrificado su existencia para otorgarle poderes extraordinarios. La madre de Stella le instó a abrazar su destino.
Stella en el camino de aprender a controlar sus poderes, se encontró con un formidable enemigo llamado Nocturnus, un ser oscuro que se alimentaba de la energía de las estrellas. Nocturnus poseía la habilidad de absorber la luz y convertirla en sombras. Sembrando el caos en la tierra y debilitar a Stella en su búsqueda por proteger su hogar y las estrellas.
Stella despertó en su habitación, pero algo había cambiado. Ahora poseía la habilidad de manipular la energía estelar y controlar la luz. Con miedo y emoción, sabía que su vida había tomado un rumbo inesperado y que debía abrazar su nueva realidad.