En 1876 se estableció una sociedad liberal moderada para evitar los enfrentamientos entre partidos conservadores y progresistas. La Constitución de 1876 permitió a los gobiernos legislar según sus ideas, mientras respetaran los principios de la legislación anterior.
A finales de la década de 1890 se dio un enfrentamiento entre los dirigentes políticos, una depresión económica y, sobre todo, la guerra de Cuba. Bajo el “Grito de Baire”, el intelectual José Martí encabezó el movimiento de independencia cubano, a lo que España respondió enviando un ejército. Estados Unidos, por su parte, pretendía sustituir a los españoles en el dominio de la isla y, aprovechando el hundimiento del barco de guerra estadounidense Maine, declaró la guerra a España.
José Martí
En 1897 Cánovas fue asesinado y Sagasta asumió el poder, intentando una solución pacífica para Cuba.
Estados Unidos venció en la Batalla Naval de Santiago de Cuba y el gobierno español no tuvo más opción que firmar la Paz de París por la que España perdió todas sus colonias. Esto generó la crítica al sistema y la aparición de la idea de regeneracionismo del país. Inevitablemente tuvo que asumir la responsabilidad, lo que no impidió que le fuera nuevamente confiado el gobierno de la monarquía en 1901 y tomase el control hasta 1902, año en el que definitivamente dejaría de gobernar.