Platero y yoSEBASTIAN DAVID PRIETO FERREIRAGRADO7B
Estábamos jugando con platero y con el loro ,en el huerto de mi amigo,el medico francés.
cuando una mujer joven,desordenada y ansiosa, llegó, cuesta abajo, hasta nosotros. Antes de llegar, avanzando el negro mirar angustiado hasta a mí, me había suplicado:
La tarde caía. Llegaba dé Huelva un olor a marisma, los naranjos redondeaban, sobre el poniente rosa sus terciopelos de esmeralda,en una lila,lila y verde,el loro, verde y rojo, iba y venía , curioseándonos con sus ojitos redondos, Al pobre cazador se le llenaban de sol las lagrimas saltadas: a veces, dejaba oír un ahogado grito, y el loro: ce n´est ríen, Mi amigo ponía al herido algodones y vendas, el pobre hombre:¡Ay! y el loro, entre las lilas:ce n´est ríen,ce n´est ríen
Señorito:¿está ahí ese médico?
Tras ella venían ,ya unos chiquillos astrosos que, a cada instante, jadeando, miraban camino arriba: al fin,varios hombres traían a otro, lívido y decaído. Era un cazador furtivo de esos que cazan venados en el coto de Doñana.
La escopeta, una absurda escopeta vieja amarrada con tomiza, se le había reventado, y el cazador traía el tiro en un brazo.Mi amigo se llegó, cariñoso, al herido , le levantó unos míseros trapos que le traían puestos, le lavó la sangre y le fue tocando huesos y músculos. De vez en cuando me miraba y me decía: Ce n´est ríen.