Había una vez una estudiante llamada Mónica, quien decidió embarcarse en el camino de la Licenciatura en Lenguas Extranjeras con énfasis en inglés en la UNAD, una universidad que no solo ofrecía un título, sino una filosofía de vida orientada a transformar comunidades. Con la meta de completar los 160 créditos de su plan de estudios, Mónica sabía que cada asignatura representaba un paso hacia su compromiso con la educación y el desarrollo social.
Desde el principio, Mónica se sintió identificada con los valores de la UNAD: compromiso, disciplina, solidaridad y el deseo de mejorar continuamente. La misión de la universidad la inspiraba a formarse no solo como profesional, sino también como un Unadista Auténtico, capaz de liderar y contribuir al bienestar de su comunidad
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A medida que avanzaba en su recorrido académico, Mónica comenzó a percibir el impacto que podía tener en su región. Cada avance y aprendizaje le brindaba herramientas para llevar un cambio real a su comunidad, enseñando inglés y promoviendo habilidades críticas y creativas.
Cuando realizó su prueba de liderazgo, descubrió que su perfil era el de una líder investigadora. Este estilo de liderazgo la motivó a ver su rol como docente desde una perspectiva de constante búsqueda e innovación, más allá de solo enseñar inglés. Con el tiempo, entendió que podía investigar y desarrollar nuevas metodologías y recursos que hicieran el aprendizaje más accesible y efectivo para sus futuros estudiantes.
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Al finalizar su formación, Mónica se convirtió en una docente comprometida con el desarrollo local. Su liderazgo investigador la llevó a crear programas educativos innovadores, logrando que sus estudiantes no solo aprendieran un idioma, sino que también adquirieran competencias para enfrentar los desafíos del mundo. Así, Mónica cumplió la misión de la UNAD y demostró que ser un Unadista Auténtico es un compromiso permanente con la educación y el servicio a la comunidad