¿A don Lupe? Sí. Díle que sí lo conocí. Ya murió.
Ya sé que murió
Luego supe que lo habían matado a machetazos, clavándole después una picade buey en el estómago. Me contaron que duró más de dos días perdido y que,cuando lo encontraron, tirado en un arroyo, todavía estaba agonizando y pidiendoel encargo de que le cuidaran a su familia.
Guadalupe Terreros era mi padre. Cuando crecí y lo busqué me dijeron queestaba muerto. Es alto difícil crecer sabiendo que la cosa de donde podemosagarrarnos para enraizar está muerta. Con nosotros, eso pasó.
Esto, con el tiempo, parece olvidarse. Uno trata de olvidarlo. Lo que no seolvida es llegar a saber que el que hizo aquello está aún vivo, alimentando su alma podrida con la ilusión de la vida eterna. No podría perdonar a ése, aunque no lo conozco; pero el hecho de que se haya puesto en el lugar donde yo sé que está, meda ánimos para acabar con él. No puedo perdonarle que siga viviendo. No debía haber nacido nunca.
¡Llévenselo y amárrenlo un rato, para que padezca, y luego fusílenlo!
¡Mírame, coronel! Ya no valgo nada. No tardaré en morirme solito,derrengado de viejo. ¡No me mates...!
Llévenselo!
..Ya he pagado, coronel. He pagado muchas veces. Todo me lo quitaron. Me castigaron de muchos modos. Me he pasado cosa de cuarenta años escondido como un apestado, siempre con el pálpito de que en cualquier rato me matarían. No merezco morir así, coronel. Déjame que, al menos, el Señor me perdone. ¡No memates! ¡Díles que no me maten!
Amárrenlo y dénle algo de beber hasta que se emborrache para que no le duelan los tiros