Cuando en la casa temían por Manuela y todos los cuidados eran para ella, de pronto cayó Ramiro en cama por una pulmonía. Una tarde en que la fiebre lo dejó más tranquilo llamó a Gertrudis a solas y le dijo que él la amaba desde el principio
Al principio, al veros, al ver a la pareja, sólo reparé en Rosa; era a quien se le veía de lejos; pero al acercarme, al empezar a frecuentaros, sólo te vi a ti, pues eras la única a quien desde cerca se veía. De lejos te borraba ella; de cerca le borrabas tú.
Una vez hablabas de santos que hacen pecado-res. Acaso he tenido una idea inhumana de la virtud. Pero cuando lo primero, cuando te dirigiste a mi hermana, yo hice lo que debí hacer. Además, te lo confieso, el hombre, todo hombre, hasta tú, Ramiro, hasta tú, me ha dado miedo siempre; no he podido ver en él sino el bruto. Los niños, sí; pero el hombre... He huido del hombre.
Cuando Tula insistió en casarlo con su hermana, era a ella a quien admiraba y veía una vez estando cerca. A Gertrudis se le llenaron los ojos de lágrimas, confesó que ella lo había rechazado por temor a los hombres y juntaron sus bocas para besarse.
Al siguiente día llevó a los niños al lecho de su padre ya moribundo y sacramentado. Luego fue Manuela y de poco se muere de la congoja que le dio sobre el enfermo.
Ramiro rindió su espíritu despidiéndose de su Tula. Y ella, la tía, vació su corazón en sollozos de congoja sobre el cuerpo exánime del padre de sus hijos, de su pobre Ramiro.
Hubo abatimiento en aquel hogar, pues los niños eran incapaces de darse cuenta delos que había pasado y la pobre viuda luchaba por mantener vivo al ser que llevaba adentro, más como estaba previsto, falleció en cuanto nació la pequeña niña, sola y huérfana, tal como había venido al mundo.
¡a esta la han matado...!, ¡la ha matado...!, ¡la hemos matado!
Y fue esta muerte la que más ahondó el ánimo de Gertrudis, que ya había asistido a otras tres ya. Era como si esta muerte recordara las otras tres y las iluminará más.
¿No la he matado yo más que nadie? ¿No la he traído yo a este trance? ¿Pero es que la pobre ha vivido? ¿Es que pudo vivir? ¿Es que nació acaso? Si fue expósita, ¿no ha sido exposición su muerte? ¿No lo fue su casamiento? ¿No la hemos echado en el torno de la eternidad para que entre al hospicio de la Gloria? ¿No será allí hospiciana también?
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