No espero ni pido que alguien crea el extraño relato que voy a escribir. No estoy loco y sé perfectamente que esto no es un sueño, mañara voy a morir y quiero de algún modo liberar mi alma esto es una serie de episodios domésaticos que me han aterrorizado , torturado y, por fin, me han destruido.
Mi esposa yo compartíamos los mismos gustos por los animales, teníamos toda clase y un gato negro; este era muy especial, su nombre era Pluto, nuestra amistad duró varios años y ambos nos teníamos respeto.
Por culpa de mi alcoholismo mi temperamento se tornó irritable, llegué a ser violento con mi esposa y mis demás mascotas, más sin encambio con Pluto me abstenía de cualquier maltrato mientras que yo empeoraba.
Una noche que volvía a casa borracho pensé que el gato estába evitándome, lo agarré y, asustado por mi violencia me mordió ligeramente la mano, en ese momento enloquecí y con el cortaplumas le saqué el ojo.
Este espíritu de persividad se presentó, cómo he dicho en mi caída final, y ese anhelo de violentar a la naturaleza; de hacer el mal por el mal mismo.