Está bien Señora, cumpliré con lo que usted me diga.
Martha, trabajarás de lunes a sábado, 12 horas, quiero que hagas todo correctamente y que seas puntual.
Martha el día viernes vendrán a visitarme unas amigas de mi trabajo y por favor quiero que ese día no estés presente porque mis amistades son personas de clase alta y no quiero que des una mala impresión.
De acuerdo señora, así lo haré
Esta es la historia de Martha, una joven de 18 años la cual salió de su natal Puno, para conseguir trabajo, luego de tantas horas de búsqueda, encontró un trabajo en la casa de unos señores adinerados, los cuales necesitaban una empleada doméstica. Marta llegó a aquella casa y tocó la puerta.
Martha, el domingo tengo una reunión importante, quiero que estés ahí y por favor quédate a dormir.
Toc toc. Salió Elena la dueña de la casa, haciéndole pasar, la señora la miró de pies a cabeza ya que Martha vestía distinto a los demás, y le explicaba las tareas domésticas que tenía que realizar.
¡Señora, yo ya no quiero seguir trabajando para usted, no es justo que se aproveche de mis derechos, así que hasta hoy trabajé y me iré.
Martha inició su rutina de trabajo, era una joven muy esforzada por lo cual cada mañana se despertaba velozmente para poder avanzar con las tareas que se le había otorgado, pero en una ocasión la señora Elena, le dijo a Martha. Martha con un semblante triste contestó…
Martha con el transcurso del tiempo, se dio cuenta de los malos tratos de la señora hacia ella, ya que eran constantes, En una oportunidad la señora quiso aprovecharse de las horas de trabajo y de su salario.
Martha sintiendo la injusticia que se estaba viviendo, a parte de los malos tratos que recibía decidió renunciar aquel mismo día, respondiendo así:
Quedando sorprendida la señora Elena, no le quedó de otra que dejarla ir . fin
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