Claudia era una joven muchacha cuya vida familiar parecía ser perfecta, sin embargo, esta escondía un oscuro trasfondo.
Mi nombre es Claudia, tengo 14 años y todavía vivo con mis padres.
Claudia tenía comportamientos propios de su edad y a sus padres les parecían inadecuadas ciertas conductas de su hija; en vez de conversar con ella para arreglar esta situación, solamente le gritaban, la regañaban, y la hacían sentir muy mal con sus comentarios.
Ya no me regañen tanto por favor
¡Eres una desobediente, pareces loca, esos comportamientos solamente se corrigen de esta manera!
Claudia asistía a terapia con la psicóloga de su colegio, pues tenía algunos problemas emocionales.
Doctora, cada día me siento peor, mis padres solamente me regañan y nunca me dejan explicarles como me siento.
Listo Claudia, no te preocupes, yo te ayudaré, puedes confiar en mí.
Tendré que hablar con sus padres.
Para poder llegar a un diagnóstico y averiguar qué le sucedía a Claudia, la psicóloga le hizo diversas preguntas.
Mis padres me dicen que estoy loca, que me ofendo por todo.
A ellos no les gusta que piense diferente ni que los contradiga.
Siempre me hacen sentir mal.
A veces me dicen que soy inútil.
¡Dios mío!
Después de largas conversaciones, la psicóloga le hizo a Claudia una pregunta muy importante antes de llegar a una conclusión.
Sí, me han dicho que ellos me van a corregir de la misma manera en la que sus padres los educaban a ellos.
¿Sabes por qué tus padres te tratan así?
Después de determinar que Claudia padecía de depresión a causa del abuso de autoridad de sus padres, la psicóloga decidió agendar una cita con los padres y hablar sobre este tema.
Su hija posee este serio problema emocional y ha sido producido por el abuso de autoridad que ustedes han ejercido sobre ella.
Señores, después de haber conversado con su hija he llegado a la conclusión que tiene depresión.
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