Gastón Portalet y Eleonore Couturier, eran una pareja muy devota. Siempre habían soñado tener un bebe.
Ojalá que algún día Dios nos bendiga con un bebé.
Si oramos, estoy segura que nos mandará uno.
3 de Diciembre de 1926, Lyon. Dios había bendecido la casa con el nacimiento de Eduviges, su primera hija.
Gu gu, tata
¡Te llamaras Eduviges!
¡Es el mejor regalo de navidad!
Dios te salve María...
¡Gracias Dios mío por mantener a la familia unida!
Yo !También quiero rezar!
La situación económica de la familia era muy buena, sin embargo, Eduviges era humilde y siempre rezaba e iba a misa junto a su familia. 7 años después, la familia fue creciendo.
Waaaaa!
En 1838, recibió su primera comunión. Era alumna de las religiosas Ursulinas de Villefranche. Desde allí no suspiró sino por el Divino esposo a quién le consagró su virginidad. EL Espíritu Santo la enriqueció con todos los dones en el sacramento de la confirmación que recibió con mucha unción.
¡Amén!
En Noviembre de 1862 no pudiendo retardar más el llamado poderoso de su vocación religiosa, ingresó a La Congregación de Hermanas de María Inmaculada. Tomó el Santo Hábito en la noche de Navidad, siendo nombrada posteriormente, cargo que ejerció con mucho acierto hasta su partida a Toulose.
¡Dios me ha llamado!
Pero el Señor tenía otros designios sobre esta alma privilegiada. Él la quería para Madre de una nueva familia religiosa que extendería su Reino de Amor sobre la tierra. Fue así como el 25 de Junio de 1866, fue designada para fundar un instituto para niños ciegos en Toulouse, del cuál sería ella la superiora.
En 1869, Toulouse, Francia. La Madre Eduviges Portalet fundó la Congregación de Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción. Con mucho gozo y alegría, las hermanas festejaron el gran logro, y Eduviges nunca dejó de rezar.
Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción
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