Mis padres habían muerto y no tenía hermanos. Estaba sólo, en una ciudad que olía mal. Lo que no sabía es que más temprano que tarde el destino me echaría una mano
Esto no sé si se puede llamar casa. Es un reducto húmedo con las paredes habitadas por una fauna de sabandijas...
¡Qué pobreza!
La noticia del príncipe y el holandés me fue dada como revelación por la condesa Byron, con sus ojos casi violetas y los hombros desnudos.
Su voz cautiva cualquier auditorio.Cómo no admirarla.¡Me he enamorado!
La condesa Byron era alta, inesperada, radiante a sus treinta y un año, y tenía decenas de amigos que la pretendían discretamente con los cuales no podía competir...
Cierta noche lluviosa, antes de que yo caminase resignado por las calles a la interperie, ella me tomó por el hombro y luego nos sentamos en unos sillones de mimbre..
Es temprano aún y el tiempo está horrible.
¿A dónde vas, Charles?
Apabullado me dejé elogiar hasta que el tiempo se puso mucho mejor. Por primera vez la condesa me ofreció su mano para besarla...
¿En el Herald haces un trabajo correcto, admirable!
Mantienes el equilibrio entre el buen gusto y el chisme...
Regresé a mi cuarto con el corazón dando brincos, pero pronto advertí el contraste entre los brillos que acababa de visitar y mi penosa residencia...