Hemos alcanzado la región extrema de la tierra, elrincón escítico, en un desierto nunca hollado.
Fuerza y Violencia, para vosotros se ha cumplido yael mandato de Zeus y nada os retiene ya
¡Oh éter divino, y vientos de alas rápidas, yfuentes de los ríos, y sonrisa innumerable de las olas marinas, yTierra madre universal, y círculo omnividente del Sol; yo osinvoco: ved lo que, siendo dios, sufro de los dioses!
OCÉANO: He llegado al final de un largo viaje en mi recorridohacia ti, Prometeo, dirigiendo con mi mente, sin bridas, esta avede alas veloces.
¿Qué tierra es ésta? ¿Qué raza? ¿A quién diré que miroatormentada con pétrea brida? ¿Qué falta expiras tú en estaagonía? Dime a qué parte de la tierra he llegado, mísera, en miextravío.
. ¿Cómo no oír a la muchacha hostigada por eltábano, a la hija de Inaco, que abrasa de amor el corazón deZeus y ahora, odiada de Hera, se ejercita por fuerza en esasinfinitas carreras?
KARLA (YO):¡Ojalá que nunca, nunca, oh Moiras inmortales, me veáisaproximarme como esposa al lecho de Zeus, ni conseguir pormarido a alguien de los dioses! Pues me estremezco al ver ladoncella Ío, hostil al varón, consumirse, gracias a Hera, en lafatigosa carrera de sufrimientos.
Tal es el ímpetu deZeus que, intentando asustarme, avanza claramente contra mí.¡Oh majestad de mi madre, oh Éter que haces girar la luzcomún a todos! ¡Ya veis de qué manera tan injusta
Bien, pues, no olvidéis lo que ahora os prevengo, ycuando seáis botín de la calamidad no reprochéis a la fortuna ynunca digáis que Zeus os lanzó a un padecimiento imprevisible, sino, en verdad, vosotras a vosotras mismas.