¡Cuánto daría por agradar, ser envidiada, ser atractiva y asediada!
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"Invitación a la velada del lunes 18 de enero en el hotel del Ministerio.”
Tienes razón, no había pensado en ello.
Trata de que tu vestido luzca lo más posible y ruégale a la señora de Forestier que te preste unas alhajas.
No hay nada tan humillante como parecer una pobre en medio de mujeres ricas.
Llegó el día de la fiesta. Era la más bonita. Todos los hombres la miraban y querían bailar con ella.
¡Qué collar más hermoso!
Tendremos que comprometernos para toda la vida, así podremos pagar las deudas adquiridas por el collar.
Carecía de dote, y no tenía esperanzas de cambiar de posición; no disponía de ningún medio para ser conocida, comprendida, querida, para encontrar un esposo rico y distinguido; y aceptó entonces casarse con un modesto empleado del Ministerio de Instrucción Pública.
De repente se da cuenta que ha perdido el collar, buscan en todas partes. No lo encontraron.
Es necesario hacer lo posible por reemplazar esa alhaja por otra semejante.
Un día, su esposo llega a casa con boletos para asistir a una fiesta, ella está emocionada de asistir, pero molesta de que se vea desagradable. Encuentra un collar de brillantes, y permanece en éxtasis contemplando su imagen.
Un domingo repara de pronto en su antigua compañera de Colegio, la Señora de Forestier.
¿Recuerdas aquel collar de brillantes que me prestaste para ir al baile del Ministerio?
¡Sí, pero…
Ella bailaba con embriaguez, con pasión, inundada de alegría,por todos los homenajes que recibía, las admiraciones, los deseos despertados.Al finalizar la fiesta, se dirige a su hogar con su marido.
Final de la historia
¡Oh! ¡Mi pobre Matilde! ¡Pero si el collar que yo te presté era de piedras falsas!… ¡Valía quinientos francos a lo sumo!…
Deciden mentirle a la Señora de Forestier sobre el paradero del collar, hasta que reúnen el dinero para comprar una réplica. Después de diez años de duro trabajo y luchas, la pareja paga todas sus deudas.
Al cabo de 10 años habían pagado todo, todo, y la señora Loisel parecía entonces unavieja. Era una mujer fuerte, dura, mal peinada, con las faldas torcidas y rojaslas manos, hablaba en voz alta, fregaba los suelos con agua fría.
-Lo perdí, te devolví otro semejante. Hemos tenido que sacrificarnos años para pagarlo. En fin, a lo hecho pecho, y estoy muy satisfecha.
La Señora de Forestier se da cuenta del engaño y le revela a La Señora de Loisel que el collar perdido era falso y sin valor.
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